
Mejorar la calidad de vida es algo a lo que todos aspiramos. Cambiar nuestra casa por otra más grande, mejor comunicada, más luminosa o con extras (jardines, piscina…) es una buena forma de conseguirlo. Pero también lo es reformar la casa para convertirla en un espacio más habitable, cómodo, atractivo y funcional. Aunque en España se construye mucho más de lo que se reforma, la cantidad de propietarios que realizan mejoras en sus viviendas crece de forma regular. Y lo más interesante: según datos del Ministerio de Fomento, si bien durante las épocas de crisis la construcción suele caer en picado, los trabajos de reforma en las viviendas se mantienen. No deja de tener lógica, ya que en tiempos de bonanza siempre hay más tendencia a “comprar” que a “arreglar”. Es el caso de los negocios de arreglos de ropa y zapatos permanecen inalterables e incluso aumentan sus ventas con las “vacas flacas” (tal y como se puede leer en este artículo de la sección de Economía del diario El País, publicado en 2008). Lo mismo sucede con las casas: resulta mucho más económico reformarlas y hacerlas más acogedoras. Porque para financiar una reforma, alcanza con los ahorros; mientras que para comprar una casa, es posible que esos ahorros solo sirvan para pagar la entrada.
Para comprender mejor el gráfico, vamos a ver qué se considera “obra nueva” y que abarca lo que conocemos como “reforma”. En realidad, el concepto de obra nueva incluye también la reforma. Como podemos leer en la página web Notariado.org, la obra nueva es “un acto por el que se declara la edificación (o modificación) que se ha construido o se está construyendo sobre un terreno”. Sin embargo, en la página oficial del Ministerio de Fomento se aclaran los tipos de obra y sus correspondientes visados:
- Obra nueva: da lugar a un nuevo edificio.
- Ampliación: se aumenta la superficie ya construida y se incorporan elementos estructurales. El inmueble puede ampliarse de forma vertical, añadiendo una planta nueva, o en sentido horizontal (edificando sobre el terreno).
- Reforma y/o restauración: la superficie de la vivienda no varía, pero la edificación sí sufre modificaciones.
¿Existe relación entre la construcción de obra nueva y la reforma?
Mirando el gráfico superior, podemos apreciar que existe una leve correlación. Las provincias que menos construyen son también las que menos reforman: Ávila, Soria, Teruel y Zamora están a la cola de ambos rankings. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que estas provincias son las que menos población tienen, a diferencia de las que se encuentran en el top de la lista (Madrid y Barcelona). Según podemos leer en esta noticia del diario El Mundo, el auge de la construcción y venta de viviendas en España está relacionado con la pujanza de las reformas. Aunque las reformas se realizan sobre todo en casas de segunda mano, en muchas ocasiones los nuevos propietarios optan por realizar mejoras en los pisos nuevos para adaptarlos a su gusto y sus necesidades.
En la parte superior de gráfico se sitúan, como comentábamos antes, las provincias de Madrid y Barcelona. Madrid es la provincia en la que más obra nueva se edifica, con una diferencia enorme con el resto. En 2018 se aprobaron nada menos que 22.340 visados de dirección de obra nueva frente a los 10.544 de Barcelona, su seguidora inmediata. Por otra parte, en Madrid se reforma muy poco en comparación con lo que se edifica: solo se firmaron 1741 visados de obra, frente a los 4.512 de Barcelona. Con respecto a esta provincia hay un dato muy revelador: como podemos leer en lainformación.com, Barcelona es la ciudad con las viviendas más viejas de España. Las casas a la venta tienen una media de 45 años de antigüedad, lo que hace que las reformas sean más necesarias que en otras demarcaciones. Es de suponer que este dato se extiende al resto del territorio y que influye en los resultados (al contar esta capital con una población muy superior al de la mayoría de las ciudades españolas).
Dónde se reforma más que se edifica: el caso de Asturias, Cantabria y Ourense
Un dato curioso que apreciamos en el gráfico es que hay tres provincias en las que se reforma más de lo que se construye: Asturias, Cantabria y Ourense. Si bien no hay datos concretos que nos revelen el por qué de esta diferencia, el auge del turismo rural y de la rehabilitación de casas tradicionales puede tener cierta relación. Como revela la página web Idealista, en 2019 la compra de casas para reformar en Asturias parte de extranjeros aumentó en un 21%. De hecho, en 2018 la población extranjera en Asturias aumentó en 1.200 personas, poniendo fin a cinco años consecutivos de descensos. Otro de los motivos parece ser el precio; en esta provincia, el precio medio por metro cuadrado de la vivienda es casi la mitad del del resto de España (940 euros frente a 1.642 euros). Y es más bajo aún cuando se trata de casas para reformar, situadas en el medio rural. Es muy posible que estos datos se hagan extensivos a Cantabria, una provincia muy similar en paisaje y población a Asturias.
Por otra parte, está el caso de Ourense. En esta provincia, el auge de la reforma tiene una razón concreta: en los últimos tiempos el precio de la vivienda usada ha caído de forma constante, como podemos ver en esta noticia publicada por La voz de Galicia. En esta provincia la construcción de obra nueva lleva años a la baja, lo que hace que los propietarios se decanten por la vivienda usada para reformar. Pero curiosamente, en lugar de aumentar su precio a causa de la demanda, estos inmuebles siguen bajando de precio.
Conclusión: en España se construye más que se reforma. ¿Por qué?
El gráfico es muy claro: a día de hoy, hay mucha más construcción de obra nueva que rehabilitación de obra antigua. Los motivos son muchos y varían, como hemos podido ver, por provincias. Sin embargo, hay algunas razones esgrimidas por expertos, vendedores y compradores. Actualmente mucha vivienda nueva se compra como inversión o para destinarla al alquiler turístico, y parece ser (según esta noticia publicada en Pisos.com) que reformar una vivienda usada para este fin no sale rentable. La escasez de ayudas para la reforma y el hecho de que los bancos vuelven a “abrir el grifo” de las hipotecas, tal y como señalan noticias como esta publicada por El Economista, pueden ser algunas razones de peso para primar la compra de obra nueva frente a la reforma de las usadas. Sin embargo, esta práctica resulta cuando menos arriesgada, como se pudo comprobar en los recientes años de crisis con la famosa burbuja inmobiliaria. La necesidad de incentivar la compra y reforma de viviendas usadas es hoy día una necesidad, frente a retos como una posible nueva recesión o los problemas medioambientales.