Las puertas son elementos estéticos de primer orden en una casa. Estas piezas sirven de transición, al tiempo que permiten aislar los diferentes espacios, dotándolos de privacidad e impidiendo que ruidos y olores transiten por todos los ambientes.

Hay muchos tipos de puertas. Atendiendo a su sistema de apertura y cierre, pueden ser puertas abatibles, correderas, plegables y pivotantes. Según su estructura, las puertas se dividen en huecas, chapadas o macizas. Y según su material, pueden ser de madera, aluminio, cristal o combinar alguno de estos materiales. Las de madera suelen ser las puertas más comunes, y tienen diferentes acabados; los más demandados son el lacado y el barnizado. Además, constan de unas piezas metálicas denominadas manillas y herrajes, que son las que ejecutan las acciones de apertura y cierre.

Una puerta lacada blanca cuesta de media unos 350 €, contando herrajes, transporte e instalación. Lacar una puerta preexistente en un taller sale por unos 100 € de media.